sábado, 1 de marzo de 2014

El azul color naranja


No sé si os ha ocurrido alguna vez que utilizando un editor de imagen os habéis llevado la sorpresa de que al tomar una muestra del pixel de un tono de color os da como resultado otro muy distinto. Efectivamente, si ampliamos por ejemplo el verde de la fotografía de un paisaje, veremos que en la composición intervienen imperceptibles tonos rojos, azules, grises, etc.

Algo así ocurre con las verdades de la vida. Sobre cualquier tema podemos hilar tan fino que es fácil encontrar excepciones, paradojas y aparentes contradicciones. Pero cuando amparándose en ellas alguien nos quiere convencer de que el azul es más naranja que otra cosa, algo va mal. Si nos dicen que es imposible definir el color de la fotografía de la mata porque, claro, ¡se compone de tantos tonos!, pues mejor mirar de soslayo ese intelectualismo que al final es incapaz de ver la realidad.

Mantengamos la sangre fría y la sensatez para que no nos den gato por liebre. Para que la sabiduría de saber profundizar en las cosas no se convierta en una miopía terrible. Para que el acierto de ver el ladrillo no se torne en el absurdo de no ver el edificio.

Menos mal que MacGyver no leyó a Pagola o a Küng... No sé qué hubiera hecho cuando tuviese que cortar el cable rojo de una bomba de relojería.

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