miércoles, 19 de marzo de 2014

NO ES LEGÍTIMA LA LIBERTAD DE CONCIENCIA



Es una afirmación bastante chocante. Pero la voy a explicar:

El bien y el mal moral son verdades objetivas. Matar es malo. La caridad es buena.
Nuestro propio criterio puede ayudarnos a dirimir esto, pero si nuestro criterio hace que creamos que matar es bueno y que la caridad es mala, por buena fé que parezca que tengamos, estaremos errados. Y por mucho que se presuponga que somos buenos, si nuestros conceptos morales se alejan de la Verdad, caminamos por un mal sendero. Tan buenos, por tanto, no somos.

Por eso dar prioridad a nuestro criterio moral antes que al criterio de Cristo, custodiado por los Evangelios y la Iglesia, está mal. Esto choca con el radicalismo de hoy día, que afirma que la libertad de conciencia está por encima de todo. Si se piensa esto con detenimiento veremos que es una falsedad, pues quien por ejercer este "derecho" (?) cree que lo malo es bueno, no deja de ser un inicuo. Por tanto nuestra máxima moral no es ejercer la libertad sino seguir a la Verdad. Y la Verdad es Cristo.

También es cierto que la libertad de conciencia es un concepto mucho más amplio que el que he expuesto, y por tanto los casos en el que su ejercicio es legítimo son prácticamente infinitos. Es más, la necesitamos para hayar las verdades consuetudinarias de nuestra vida, que no siempre el Magisterio nos aclarará. Pero esto siempre dentro del contexto de que estamos cumpliendo con la obligación (que no opción) de seguir a Cristo y a su Iglesia. Se me ocurre por ejemplo la duda moral que tuvo que atravesar Benedicto XVI: ¿He de dimitir de mi cargo para que la barca de Pedro no haga aguas, o he de seguir al frente de la Iglesia como un capitán fiel? Cosas como estas no te las aclara el catecismo.

En casos así tendremos que buscar la Verdad, pero no de manera transversal al sometimiento a Dios, al Evangelio y la Iglesia, sino en línea con los mismos. Una conciencia libérrima sería fatal. Creo que todos podemos recordar asesinos, terroristas, ladrones, fornicarios, charlatanes, estafadores, egoistas, apostatas... más que convencidos de lo correcto de su actuación. La conciencia también se educa.

Y he aquí que la Biblia atina más que yo en un relato que es teología fundamental del cristianismo: el de Adán y Eva.
  "La serpiente le dijo a la mujer: No es cierto. No morirán. Dios sabe muy bien que cuando ustedes coman del fruto de ese árbol podrán saber lo que es bueno y lo que es malo, y que entonces serán como Dios. La mujer vio que el fruto del árbol era hermoso y le dieron ganas de comerlo y de llegar a tener entendimiento [...] Luego se lo dio a su esposo, y él también comió. [...] Por eso Dios el Señor sacó al hombre del jardín del Edén."
¿Qué significa comer del árbol del Bien y del Mal? Más claro el agua. Significa decidir nosotros mismos lo que está bien o lo que está mal, independientemente de las leyes de Dios. El fruto no emulaba el pecado, sino la aceptación de la libertad de decidir nosotros, como máxima autoridad, lo que es bueno o malo. Este pasaje, más complejo de lo que parece, explica el camino que tomó el hombre desde sus inicios y que lo marcó. Por esto Dios se encarnó para morir en la cruz: su intención fue quitarnos ese yugo. Por haber mordido este fruto, y por nuestra salvación, Cristo derramó su sangre.

Un respeto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario