miércoles, 2 de abril de 2014

OBAMA DECLARA CONTRA LA RELIGIÓN


La presente declaración (y otras) del cuadragésimo presidente de los EEUU es simplista, y pese a que la forma en la que se expone parece propia de un pensamiento original y espontáneo, el contenido es una repetición de todos los prejuicios habidos a favor de condenar el cristianismo al ostracismo en lo que a política se refiere, pensamientos por cierto que si se analizan son de un infantilismo sorprendente. Repito que es contra el cristianimo, no contra la religión en general, porque aunque lo segundo implica lo primero, lo que preocupa real y filosóficamente a Occidente es la fuerza del Evangelio (no adulterado) y no, por ejemplo, el hinduismo.

Me llama la atención cómo alguien que se dice seguidor de Cristo pueda pensar así. No es que quiera hacer un juicio a su persona, es que su incongruencia y actitud es tan llamativa que me es imposible pasarla por alto. Lo primero que hay que decir es que menciona ideas muy concretas y negativas de la Biblia pero sin hacer cita específica del pasaje, con lo cual ya uno puede ponerse sobre aviso de que lo que parecía referencia es en verdad acusación. ¿En dónde exactamente ha leído Obama esas sentencias, dentro de qué contexto, y qué interpretación le ha dado la tradición cristiana, sabiendo que la lectura de la Biblia es compleja y nada parecida a la que se hace de un contrato o de un libro de historia? Además, por si su pastor protestante no se lo ha enseñado, le tengo que decir a tan ínclito político que el Antiguo Pacto acabó para dar paso al Nuevo.

Si Obama fuese un esquimal, yo podría pensar que en su desconocimiento cree que los cristianos decidimos lapidar a nuestros hijos si no siguen nuestra fe. Pero como no lo es, ¿a qué vienen esos ejemplos disparatados poniendo en solfa a la Biblia? Sólo falacias para llevarse el gato al agua. La verdad, no se me ocurre un caso más claro del incumplimiento del No usarás el nombre de Dios en vano.

Continúa su discurso intentando justificar la necesidad de dejar la ética religiosa en casa a la hora de hacer política. Que la mayoría de senadores cuelgan su ética en el capero del Senado es algo de lo que no me cabe la mayor duda. Pero el caso es que el ser humano no puede dividirse en dos. ¿Ustedes verían lógico que la Madre Teresa de Calcuta, si hubiese ostentado un cargo político, tomase decisiones proabortistas o en contra de los desamparados que tanto le preocupaban, porque claro, ella sabe diferenciar el pensamiento que tiene en casa al que tiene en la calle? Qué poco suspicaces fueron los nazis en Nüremberg. Muchos hubieran podido salvar el pellejo diciendo: "Sí, soy un genocida, pero una bellísima persona. Es sólo que sé separar mi moral privada de la pública". La dicotomía de los principios religiosos y/o fundamentales de una persona no es posible salvo que padezca una esquizofrenia galopante. Como esto no es lo que sucede, simplemente hablamos de amoralidad, chaqueterismo y felonía.

No entiende Obama cómo el Departamento de Defensa podría actuar si sus integrantes suscribiesen el Sermón de la Montaña. Desde luego no lo ha entendido, amén de que carece de sensatez para asimilar correctamente las enseñanzas de Cristo. Por ejemplo, la caridad con el prójimo no es óbice para que un país requiera de un ejército para defender la patria. Eso es entre otras cosas caridad para con los tuyos y defensa de los inocentes. El radicalismo insensato en contra de las guerras no es filosofía cristiana, sino progre, ya que al menos la Iglesia Católica ha entendido que hay situaciones en las que una guerra es ilegítima pero otras en las que puede ser un deber, como en caso de legítima defensa. Podéis ver un post al respecto pinchando aquí. Un gobernante puede ser santo, aunque hoy día la iniquidad está tan extendida que resulta quizás imposible que alguien así ascienda a los puestos más altos.

En su monólogo, Obama también retrata a los valores del cristianismo como si no estuviesen profundamente ligados a los principios naturales, e ignora la profundidad de su espiritualidad, sabia, dignificadora y amiga del hombre como jamás ninguna filosofía o ideología haya demostrado serlo. Pues este probo cristiano parece, tal como razona, que ve a su religión como un cúmulo de supersticiones, surgidas quizás de la nada, quizás de las prédicas de alguna especie de hare krishna con pandereta. Por eso, entre otras razones, los argumentos religiosos no le sirven. Me imagino a Obama preguntándose: ¿Por qué extraña razón estos locos se oponen a medidas como mi ley de aborto por nacimiento parcial, en la que el médico vacía literalmente el cerebro del niño por succión? ¿Qué atávica superchería les conduce a disentir de los frutos de nuestra razonable filosofía laicista? Será que a lo mejor lo han leído en algún texto mágico, o que se lo ha susurrado un hada al oído.

Por supuesto, en su alocución propone que los argumentos de la esfera política no sean de tipo religioso. Los hay que dan un paso más y pretenden imponer lo mismo en la esfera privada, incluso dentro de las familias, razón por la que les escandaliza que un padre pueda meterle ideas raras a un hijo, como la del amor a Dios. Se sentirían más a gusto si por ejemplo el respeto hacia la persona sólo se enfocase desde un punto de vista humanista. ¿Por qué no hacerlo, se preguntarían, si al fin y al cabo se defiende lo mismo? Pues no se defiende lo mismo. Ni un padre católico puede enseñarle moral a un hijo prescindiendo de Dios, ni un recto político va a poder defender sus principios sesgándolos. Porque, por ejemplo, desde la perspectiva atea no se puede transmitir el respeto a la vida como algo SAGRADO. No es lo mismo. Y si uno acalla eso, incluso aunque defienda la vida, hablaría de ella desde un prisma distinto, y por tanto toda su moral derivaría en otra cosa. Ni existe la filosofía neutra, ni el Estado laico es neutral. El Estado laico defiende unas ideas y el confesional otras. No hay Estado neutro, ni neutralidad para el ciudadano.

En todo caso, si tan neutrales quieren ser, ¿quiénes son ellos para decirnos cómo enfocar nuestro pensamiento? ¿Les exigimos a ellos que no citen a Luther King, o que enfoquen su pensamiento desde posturas no inmanentistas? ¿Decimos que debe salir de la esfera pública todo argumento comunista, socialista o liberal? ¿Por qué la religión es la apestada y el resto de filosofías e ideologías son legítimas? ¿Quién decide qué principios valen y cuales no? ¿Quién tuvo autoridad para decir: perspectiva atea sí, perspectiva religiosa no? Pues ojalá nosotros fuésemos tan neutrales como ellos. Sólo existen dos caminos: la Verdad, o la mentira. ¿Qué camino escogerías tú?

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