viernes, 11 de abril de 2014

La apostasía de nuestros padres


Nuestros mayores también apostatan. No sólo los jóvenes. Con tristeza veo cómo generaciones que han sido fieles al Evangelio, en vez de mantenerse firmes en sus convicciones se portan como juncos que se inclinan hacia donde sopla el viento.

No estoy hablando de los mayores que nunca aceptaron a la Iglesia. Estoy hablando de padres que con su familia iban todos los domingos a misa, que fundaban su hogar sobre valores cristianos y que transmitieron la Fe en Cristo a sus hijos. Pues muchos de ellos hoy día, quizás por oír más a Telecinco que a la Palabra de Dios, sucumben a falacias infantiles anticatólicas, dejan de ir a misa, muestran indiferentismo ante cuestiones trascendentales, e incluso se muestran cómplices de los caminos más que equivocados que toman alguno de sus hijos.

¿Y por qué esto?
  • Falta de Fe real, quizás desde sus orígenes. Era más una consecuencia social y cultural que otra cosa.
  • Falta de Amor a la Verdad. Con mayúsculas. De ahí la falta de sentido crítico, así como el tomar por buenas falacias de poca monta. Seguro que si las falacias no las usasen en contra de su Fe, sino para exigirles dinero, se les despejaba la mente.
  • Falta de Valentía. Lo más fácil es pensar lo políticamente correcto. No te adaptas al establishment ideológico o a la forma de vida inicua de familiares y conocidos, y ya puedes imaginarte los problemas que eso te acarreará. Acabas dándoles parte de razón... o toda.
Todo esto en mayor o menor grado, naturalmente. La agudeza de estos males incidirá en su apostasía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario